Terapia de Infrarrojo
Luz infrarroja para una recuperación y relajación profundas.
¿Que es?
La terapia de infrarrojo se basa en el principio de que el calor profundo puede ser terapéutico. Utilizamos esta técnica para penetrar en las capas más profundas del tejido, lo que ayuda a aliviar el dolor crónico, aumentar la circulación y acelerar la recuperación de tejidos dañados.
- Calor Profundo: La luz infrarroja penetra en la piel para aliviar dolores y tensiones a nivel muscular y articular.
- Mejora de la Circulación: Estimula el flujo sanguíneo, facilitando la eliminación de toxinas y mejorando la recuperación.
- Relajación y Alivio: Reduce la rigidez y el dolor, proporcionando una sensación general de relajación.
- Evidencia Científica: La terapia infrarroja mejora la circulación y reduce la inflamación mediante el incremento del flujo sanguíneo y la reducción del estrés oxidativo en los tejidos. La terapia de infrarrojo aumenta la circulación sanguínea y la tasa de sudoración. La sudoración es uno de los mecanismos a través del cual el cuerpo puede excretar toxinas y metales pesados. La luz infrarroja también puede mejorar la función del sistema linfático, lo que contribuye a la eliminación de desechos del cuerpo.
Beneficios
Reduce el dolor asociado con la artritis, dolores musculares y lesiones.
Ayuda a disminuir la inflamación y el hinchazón en las áreas tratadas.
Acelera la recuperación muscular y la curación de lesiones.
Contribuye a la reducción del estrés y mejora el bienestar general.
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¿Como Funciona?
Se evalúa el estado de salud del paciente, incluyendo síntomas y objetivos.
Se definen los objetivos del tratamiento según las necesidades individuales.
Se diseña un plan personalizado para aplicar la terapia en áreas específicas o en todo el cuerpo.
Se utiliza la luz infrarroja según el plan establecido. La duración y frecuencia de las sesiones se ajustan según el paciente. En niños, se toma especial cuidado en el monitoreo continuo durante el tratamiento. Nuestro personal capacitado en seguridad infantil se encarga de vigilar de cerca la respuesta del niño, incluyendo signos de deshidratación y cambios en la presión arterial.
Se revisa la efectividad del tratamiento y se ajusta según la respuesta del paciente.